Lo que hoy quiero contar aquí es una experiencia
compartida con otros tres compañeros y amigos, estudiantes de Arte Dramático.
Quiero que quede claro que no hablo en nombre de nadie, es una iniciativa
personal y sobre todo una denuncia pública ya que creo que tengo el deber de
informar a toda persona que algún día pueda cruzarse con el ser indeseable que a
continuación describiré, aunque no revelaré nombres. Dicho esto paso a relatar
los hechos que han acontecido.
En los primeros meses de este año un impresentable,
por decirlo de manera suave, fue al piso de una amiga actriz a hacerle una entrevista para entrar a
formar parte de su “prestigiosa” compañía teatral. Esta actriz debía cubrir un
papel que había quedado vacante (no sabemos el por qué) pero al no dar el
perfil decidió asignárselo a su compañera de piso que también es actriz y que sí
cumplía con los requisitos. A la semana siguiente dos papeles más quedaron libres
y esta vez la actriz a la que primeramente le realizó la entrevista sí daba el
perfil pero además otro compañero más pasó a formar parte de la compañía
cubriendo el otro papel.
Todo parecía un sueño ya que la vendió como una
compañía que contaba con varias candidaturas a premios nacionales más
prestigiosos y con multitud de fechas en distintas zonas de España donde la
obra sería representada. Además los actores cobrarían por cada actuación una
cantidad que no estaba nada mal y haciendo lo que a ellos más les gustaba, las
dietas corrían por cuenta de la compañía además de ir en autobús a las ciudades
más lejanas y por supuesto, todos llevaban un seguro de vida.
Fueron semanas intensas ya que la primera fecha
sería en dos semanas en un pueblo con un gran teatro. Los actores hicieron una
carrera maratoniana ya que dedicaban todo su tiempo a aprenderse sus papeles, a
estudiar a los personajes y las relaciones entre ellos y por supuesto a largas
mañanas y tardes de ensayos. Pero a falta de pocos días para estrenar seguía
habiendo otros dos puestos libres y fue cuando yo pasé también a formar parte
de la compañía.
Pero poco a poco las condiciones fueron cambiando
hasta que pocos días antes del estreno el indeseable nos dijo que tendríamos
que ir al pueblo en nuestros coches. Los compañeros, después de mucho pensarlo
accedieron pues habían puesto mucha ilusión en este proyecto. Por otro lado, otro
compañero que iba cubriendo el puesto de regidor debería de llevar su furgoneta
para cargar con toda la escenografía, vestuario y demás enseres necesarios para
la representación (en un principio iba en un camión) y tendría que salir a las
5 a.m. e igualmente no puso trabas y accedió. Cada coche recibiría una cantidad
fija de dinero para el combustible y saldríamos a las 10 a.m. junto con todo el equipo artístico.
A todo esto los ensayos estaban siendo un auténtico
infierno ya que el actor principal, el mismo indeseable de la entrevista, no se
sabía su papel e improvisaba en todo momento lo que hacía que los demás se
encontraran perdidos. Además era el director y productor de la compañía y
escritor de la obra que se iba a representar. La sala de ensayo era un
pequeñísimo salón de un espacio no habilitado para dicha actividad, la
escenografía era imaginaria hasta el día de la representación al igual que las
luces y el sonido. Pero había algo muy importante que se debía de respetar en
todo momento: poner siempre los pies en paralelo.
Y llegó el día de la representación y los
problemas seguían sumándose. El dinero acordado para combustible había
disminuido considerablemente, más de un 50% ya que el director decía que con
una sexta parte del dinero acordado al principio iba y venía. Nada más salir de
la ciudad de origen se rompió uno de los coches y estuvimos alrededor de dos
horas buscando cómo solucionar el problema ya que de nuevo el indeseable se
negaba a alquilar un coche y quería dejarnos a dos compañeros y a mí en un
pueblo, dejados de la mano de no se sabe quién. Pero la compañía decía que o
íbamos todos o no iba nadie. Finalmente me toco a mí poner mi coche (que no
estaba en condiciones muy favorables) y salimos a eso de las 13:00 hacia el
lugar de la representación.
Entre pitos y flautas llegamos al pueblo a las
19:00, a dos horas de la representación, muertos de hambre ya que para no
perder más tiempo no paramos por el camino. Al llegar allí su “alteza real” no
salió ni a recibirnos ya que tenía que concentrarse, es decir, su compañía le
importaba una GRANDÍSIMA MIERDA. Nos esperaba un importante festín de barras y
barras de pan más una tortilla de patatas, 6 o 7 mini filetes de pollo casi
crudos, unas manzanas y un par de refrescos, todo eso para 18 personas.
Terminamos rápidamente de “picar” y pronto nos pusimos a montarlo todo pues
había que hacer un pase antes de la función. Y el caos reinaba en el ambiente,
fallaban las luces, el sonido, el protagonista seguía sin saberse su texto, las
voces no se escuchaban, pues no dejó a los actores tiempo para hacer una prueba
de voz, y por si fuera poco teníamos que aguantar las malas formas del
personaje este.
Y llegó el momento de actuar y el público además
de ser escaso (ya que la entrada tenía un precio desorbitado) se dormía por
momentos ya que todos los fallos de voz que había en los ensayos seguían igual,
siendo el peor el actor/director/dramaturgo/productor que todo lo llevaba a lo
más íntimo de su ser…en fin. Al terminar la función nos pusimos todos a recoger
pues no teníamos alojamiento, es decir, teníamos que volver a nuestra ciudad de
origen y recorrer 400 km a las tantas de la madrugada. El camino fue un
auténtico infierno ya que el cansancio podía con nuestros cuerpos pero todos
teníamos ganas de llegar a nuestras respectivas casas y aun habiéndonos jugado
la vida por llevar tantas horas despiertos, milagrosamente llegamos sanos y
salvo.
Fueron pasando los días y cuando intentábamos
ponernos en contacto con el impresentable solo recibíamos malas contestaciones
(eso si respondía), así que empezamos a sospechar de que estaría buscando un
nuevo equipo porque además quedaba una semana para tener otra actuación y no se
había puesto en contacto con nadie. Pocos días antes de dicha actuación echó a
todos los actores de la compañía por motivos un tanto extraños que poco a poco
iríamos descubriendo. Y es que este individuo no pensaba pagar el trabajo que
se había realizado pues a día de hoy sigue poniendo escusas y evadiéndose de
sus responsabilidades.
¿Por qué escribo esto? Porque estoy harta de
ladrones y en este país sobran unos cuantos. Así que si os topáis con un tipo
al que todos apodan “el loco” tened mucho cuidado ya que puede llagar a ser
peligroso, además de embustero y mal educado. Su compañía la ha creado para su
“lucimiento” ya que vende a sus compañeros e intenta eclipsarlos en escena.
Carece de técnica, por consiguiente su profesionalidad es nula. Es narcisista
por naturaleza y ciego de ojos y oídos pero sobre todo de mente.
El teatro es una profesión dura ya que nadie te va
a regalar nada, hay que trabajar mucho y muy duro para llegar a algo
medianamente pasable y con suerte algún día podrás hacerte un hueco en alguna
importante compañía española. Pero no por ello tenemos que dejar que nos quiten
nuestros derechos y mucho menos nuestras ilusiones. Personas como la que aquí
he descrito no merecen llamarse nunca en la vida artistas pues el artista lo es
por fuera pero también por dentro.
Espero que tengáis la suerte de no cruzaros jamás
con él y si no fuese así no os preocupéis, su máscara cae rápido.